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A pesar de la ausencia de estadísticas rigurosas en muchas administraciones, parece consensuado que el principal peligro de los incendios es el de asfixia por respirar los humos, bastante por encima de la peligrosidad (promedio) de sufrir quemaduras en un incendio. Este artículo reciente (adjunto) repasa las normativas de materiales de construcción y comenta la nueva normativa que clasifica la "opacidad", que no es otra cosa que la capacidad de generar humos peligrosos en caso de incendio.


Sorprende por un lado que se haya tardado tanto en preocuparse en las normativas de la generación de humos, ya que de poco sirve contener el incendio en un sector si los humos que se generan inundan otras estancias. El otro problema es que la principal fuente de humos son los contenidos de las edificaciones y no los continentes. Y es limitado prevenir el edificio en su construcción si posteriormente los materiales almacenados generan humos tóxicos y abundantes en caso de incendio. Igualmente es un paso necesario y un adelanto de todas todas.

Lo mismo podemos aplicar a las tipificaciones CTE según la carga de fuego. Actualmente no tienen en cuenta la peligrosidad por generación de humo sino únicamente por calorías. En el artículo adjunto aparece una cifra orientativa, y es que el 70% de víctimas en incendios de tipo vivienda lo han sido por culpa de los humos respirados.

En general pienso que el humo es un elemento muy importante de reproducir en nuestros ejercicios y entrenamientos. No es fácil de simular humo que no contamine, sea opaco y caliente a la vez y no deje secuelas en las instalaciones de entrenamiento o simulacro. La idea de humo caliente limpio me parece un gran punto de partida para mejorar la simulación realista de incendios y mejorar la concienciación social y nuestro nivel de adiestramiento.